Previo a la cuaresma de 1,995 un grupo de jóvenes, que en
ese tiempo integraban un grupo religioso el cual se llamaba MJM (Movimiento Juvenil
Mercedario) se propuso realizar una alfombra para el domingo de Ramos, en ese
tiempo el guía espiritual, el Fraile Mercedario Ángel Jiménez brinda el apoyo
necesario para dicho proyecto. Y así inicia con este grupo de 10 jóvenes aproximadamente,
la tradición de realizar una alfombra de aserrín
para el paso del Señor Nazareno de La Merced. Sin embargo con el pasar de los
años a casi 8 de la primera alfombra, el grupo ya desintegrado como MJM, sigue reuniéndose
y planificando con más de tres meses el proyecto de alfombra de cada año. Juan
José Castillo Reguán, Alejandro Morán, Marta Elena Galindo, Jorge Valle, Aura Hernández y Cesar
Vasquez, continúan realizando año con año dicho proyecto. Pero la familia se
hace más grande, y es la razón es que amigos de estudio, de trabajo, familiares,
empiezan a acercarse al grupo, unos van un año, otros continúan llegando, otros
ya no van, pero la tradición se mantiene hasta casi veinte años más de la primera alfombra. Es una
fiesta de fe, penitencia y arte. Con el pasar del tiempo muchas personas se unen al proyecto, y otras ya no llegan. Se sigue con el trabajo,
no solo, frente a la iglesia de La Merced, sino también para alfombras dentro
de los proyectos de velación de algunas iglesias de La Antigua Guatemala.
En el año 2011 el señor Juan Manuel Coroy ex
miembro de la hermandad de Santa Catalina Bobadilla, se comunica con Cesar
Vasquez, y solicita la colaboración para el proyecto de alfombra de para la velación. Y se inicia a
trabajar con la hermandad de Santa Catalina Bobadilla, los primeros tres años realizando la alfombra
de velación, para Nuestro señor, y desde hace tres años, para la santísima virgen
y para el Nazareno. Cuando se hace una alfombra, la parte económica no es
importante, el trabajo de preparación: diseñar la alfombra, dibujar y cortar
los moldes, conseguir el aserrín, cernir el aserrín, pintar el aserrín, llevar
las cosas de un lugar a otro, elaborar la alfombra, personas que se colocan en
el frio suelo, (muchas veces bajo la fría noche, sin un techo); algunas
veces se trabaja con más de treinta personas, con más de doce horas de trabajo,
esto no tiene precio. En Santa Catalina Bobadilla, nos han dado el honor, de
realizar este trabajo, son menos personas las que intervienen y es menos
tiempo. Pero nos sentimos igual de felices de hacer esto.
Agradecemos enormemente
a la hermandad, y Dios mediante esperamos que Él nos de licencia para hacerlo. Agradecer
también a las familias: Barrera, Castillo, Echeverría colaboran para que este
proyecto se siga realizando año con año., una alfombra no es de un día, es de
meses, es gente unida por fe, por amor a Dios, por arte, por cariño, por
amistad, pueden ser muchos adjetivos pero... porque al fin de cuentas:“hay
que estar presente haciendo una alfombra, para saber que se “siente” hacer una
alfombra”.
“Una vida vacía esta tan llena de sí misma,
que no tiene en su alma lo nada suficientemente
bueno, para dar a los demás”
Cesar Augusto Vasquez Quevedo