domingo, 24 de junio de 2018

Carta abierta a María Chinchilla:




Apreciada maestra:
¡Imagino que se encuentra muy bien!  Hoy  se cumplen 74 años de su fallecimiento. Le cuento que las cosas han cambiado mucho, ¡Claro! son 74 años. Muchas personas no tienen idea de lo que usted hizo, pero como maestro que soy, he leído acerca de usted, y ¡cual!  Fue la lucha, que realizó hace tanto tiempo. La dictadura desapareció, sin embargo tenemos una lucha contra gobiernos corruptos desde hace ya algunas décadas. Quiero comentarle, que en la lucha por dignificar nuestra profesión, muchos guatemaltecos nos tachan de holgazanes, de irresponsables, de mediocres, y le puedo decir varios calificativos, que no vale la pena mencionar. “Cuando una persona va caminando y los perros ladran, lanzarles piedras va a detener nuestro paso”, “a palabras necias oídos sordos” Son personas que critican todo lo que se hace en Guatemala, pero no aportan nada.  Fíjese que ahora las clases inician a las 7:30 de la mañana y terminan a las 12:30, por la mañana, y ahora hay una jornada por la tarde, esto se hizo a raíz del terremoto del ´74, ya las escuelas no cubrían la población estudiantil en ese tiempo, ¡Imagínese ahora!
Como usted habrá visto, aun no se ha realizado correctamente el proceso de descentralización, algunas personas, necesitamos algunas horas para llegar a nuestro destino. Algunas otras necesitan de menos tiempo. Pero en fin… así es el trabajo en Guatemala,  el tiempo o la distancia para llegar a la escuela, se ha reducido ya que ustedes dejaban a su familia, ya que los ubicaban a días de su hogar y tenían que dejar a su familia o trasladarse con ella, a donde estaba su lugar de trabajo.   En este tiempo para muchos padres, la escuela es una guardería, ya se les olvido que en la escuela se terminan de formar los valores que deben de traer de la casa. Menos mal, ¡no son todos! Ahora queremos que los patojos, y las patojas aprendan significativamente, nos hemos percatado que no sirve de nada llenarlos de datos, que al final no puedan aplicar a su vida, queremos que nuestros niños, aprendan que la vida no se mide por un punteo de 50, o,  uno de 60, o, uno de 100, la vida al final se reduce, con saber hacer, saber aplicar, emprender,  la vida se define, en un: Sabe hacerlo, o No sabe hacerlo. Le comento también que la tecnología ha ido avanzado, ahora, hay unos artefactos que les llaman “inteligentes”, que nos han estado quitando el sentido común a las personas, estos artefactos, nos han estado quitando la comunicación familiar, la comunicación con otro ser humano. Con decirle que con estos artefactos juegan los patojos, ahora ya no saben que es un trompo, o un capirucho, ya no juegan tenta, ni escondite, ni el “tanate” de juegos con los que nos divertíamos tanto. Le  puedo asegurar que estamos tratando que nuestros juegos tradicionales no se pierdan.  ¡Así estamos!
Muchas personas nos critican, porque trabajamos solo una parte del día. Pero… nosotros planificamos nuestras clases, por año, por meses, por semana, y por día. Y esa planificación no la hacemos en el trabajo, la hacemos en casa. Muchos de nosotros llevamos las tareas a casa (por cierto que en octubre de 2016 la UNICEF propone eliminar las tareas, pero, a veces romper paradigmas es difícil) y las tareas las revisamos en casa. Debemos de ver que los niños, lleguen sanos y pulcros a la escuela, porque algunos padres, no se preocupan por sus hijos. Usted viera, ni les dan desayuno, ni les ponen refacción porque la escuela, ahora se los proporciona, y los patojos con hambre ni pueden desarrollarse en clases. Muchos patojos nos ven como a los padres que no tienen, porque convivimos con ellos, la mitad del día, ellos nos cuentan todos los problemas, que su papa es bolo, que su mamá también  es alcohólica, que su papá no trabaja, que su mama, pasa penas para darles de comer, que su papá los cuida,  que su mama, no los cuida, que ninguno de los papás cuida de los patojos, sino que los abuelitos, o un familiar cercano los cuidan. Debemos de lidiar con lo que los papás permiten que sus hijos vean en la televisión. Con lugares llenos de drogas, tanto problemas social.  Usted como maestra sabe que el maestro se lleva el trabajo a su casa…  en su tiempo también pasaba todo  esto seño? Aún existen maestros  que son el pilar en sus comunidades, aún hay maestros organizan actividades culturales, que aún se preocupan por la lectura de los patojos, que aconsejan, que apoyan a los centros religiosos, a los alcaldes, al centro de salud. Aun lo que pasa en la comunidad es el maestro quien propone, colabora, organiza, que le pone creatividad a lo que hace.
Cuando un profesional, tenga más de 25 niños, todos ellos con diferentes problemas, con necesidades diferentes, y todos ellos al mismo tiempo le soliciten al educador ayuda, para formarlos, talvez tengan una idea de ¿Qué? Es ser maestro o maestra.
Seño María, el tiempo no se detiene, son pasos agigantados los que da. El mundo ya no es el mismo de hace 74 años, queremos preparar a los patojos, la Guatemala, que les estamos dejando cada día la vida se hace más difícil. Aquí en Sacatepéquez, el volcán de fuego hizo estragos en varios municipios, también en Escuintla y Chimaltenango, mire, la gente se tendió la mano, se ayudó. Tristemente debe de pasar esto para que nos demos cuenta, que somos seres humanos, ¿Por qué?, ¿Por qué debe de suceder una tragedia para que nos demos cuenta?  Algunos maestros están trabajando y no tienen en donde hacerlo, ni con que hacerlo… pero son bien chispudos, mi amigo Paco, es uno de ellos. Y están sacando adelante a los patojos. Ante tal necesidad, sacamos fuerzas, y hay que darles apoyo, a los patojos y a los papas, y a la familia.
¡Ay! seño María, ya me extendí, podría y quería decirle tanto, pero sé que el otro año le contare, como nos fue este 2018,  y yo solo le quería agradecer por lo valiente que fue,  quiero decirle a través  de esto que: “su muerte no fue en vano”, que la recordamos con mucho cariño”. Y sé que donde se encuentre usted está viendo como nos está yendo en nuestra querida Guatemala. Sabe a veces la vida da miedo, a veces es difícil, pero no por las personas que hacen el mal, sino por las que solo se sientan a ver qué pasa. ¡Eso si da miedo! Sin embargo estoy seguro de que aquí en Guate, ¡somos bien arrechos! Y saldremos adelante. ¡Un fuerte abrazo!


Cesar A.  Vasquez Quevedo. 25 de junio de 2018

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