¿Una
cultura de paz?
S
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oy un hombre soltero, trabajo en una escuela, me gusta ayudar a las
personas y si no puedo, no las molesto. Me gusta cocinar, leer, escuchar
música, armar rompecabezas, jugar ajedrez, entre otras cosas. Tengo complexión
gruesa, ojos café oscuro, cabello negro, algunas canas, barba cerrada.
Entre mis debilidades confiar en la gente, y querer hacer todo como a mi
me gusta.
Lo que más amo? mi vida y las personas que me rodean.
La mayor experiencia: hacer alfombras de aserrín! esa actividad une
amigos, y familia en uno solo!
Mis tres mayores cualidades son: Responsable, pro activo y amable
Mis tres mayores defectos son: Bromista, enojado al mismo tiempo, y
confiar mucho en las personas.
Me gusta mucho cuidar el medio ambiente, y me incomodo cuando no se
hacen las cosas para cuidarlo, o que se hagan para destruirlo.
Tengo mucho ideales, entre ellos un negocio propio.
Algo no tan positivo, fue un accidente en la pierna y haber perdido
movilidad parcial.
La mayoría de personas me llaman "checha"
C
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uando inicio a escribir este portafolio, persisten los bombardeos en
Palestina. Un periódico de circulación nacional, presenta todos los días
imágenes de muertos, imágenes, que al fin de cuentas no sé si llamarle nota
roja, o amarillismo, muestran personas que han muerto a causa de la violencia
que se vive en Guatemala. Pero no es sólo en Guatemala, es en todo el mundo.
Tener una cultura de paz, refleja educación, refleja sentido común, es indice,
de racionalismo, es tener criterio y concepción, que hay personas que piensan
de diferente manera, que profesan una religión, diferente a la mía, que tienen
un gusto diferente por la comida, por la música, por un determinado equipo de
fútbol,
Concluyo, que la paz imperfecta es un concepto que va de la mano con la
violencia, eso hace un equilibrio entre los conceptos de paz y violencia. La
paz imperfecta presume un concepto en la forma de pensar en la realidad y darle
una mirada sesgada hacia la violencia.
Considero necesario, para poder mejorar mi país es conocerlo, pero
primero es conocerlo, y antes de conocerlo es conocerme a mi mismo. Es la
razón, por la cual inicio explicando de una manera breve, mi persona.
La paz firme y
duradera.
Cuando veo esto me recuerda el cuento que habla
acerca de la paz perfecta. Pareciera una utopía, algo que no se puede llevar a
cabo. Sin embargo el punto es que si actualmente se han cumplido con este
acuerdo.
Considero que un conflicto de 40 años no se va a solucionar de la noche a la mañana, es un proceso gradual, en el que intervienen muchas personas, eso sí, cabe evaluar si las personas ocupan cargos políticos han hecho el trabajo que corresponde.
Considero también que no se ha realizado un completo desarrollo socio económico. Aun quedan grietas en este proceso.
Aún no se lleva con claridad o existe una Justicia Social, el denominador “el bien común” no se toma a cabalidad, aun se persiguen intereses individuales. De parte de las autoridades o funcionarios del país
Pero no todo es culpa del estado puedo mencionar: En que he contribuido, “yo” como habitante, como ente, como persona, como guatemalteco para que la paz continúe firme esa utopía de duradera sea una realidad. Vale la pena reflexionar.
Considero que un conflicto de 40 años no se va a solucionar de la noche a la mañana, es un proceso gradual, en el que intervienen muchas personas, eso sí, cabe evaluar si las personas ocupan cargos políticos han hecho el trabajo que corresponde.
Considero también que no se ha realizado un completo desarrollo socio económico. Aun quedan grietas en este proceso.
Aún no se lleva con claridad o existe una Justicia Social, el denominador “el bien común” no se toma a cabalidad, aun se persiguen intereses individuales. De parte de las autoridades o funcionarios del país
Pero no todo es culpa del estado puedo mencionar: En que he contribuido, “yo” como habitante, como ente, como persona, como guatemalteco para que la paz continúe firme esa utopía de duradera sea una realidad. Vale la pena reflexionar.
Para mi la paz es un estado, la armonía entre los
seres humanos. Si la guerra es una disposición al No acuerdo la paz, será todo
lo contrario.
Un estado de paz, un estado de armonía son para mi conceptos similares, para mi la paz es la armonía, es comprensión.
Un estado de paz, un estado de armonía son para mi conceptos similares, para mi la paz es la armonía, es comprensión.
MODELO DE MAPA MENTAL, LA EDUCACIÓN PARA LA PAZ
¿Qué puede recordar de la Firma de la Paz?
En ese tiempo yo tenía 18 años, me alegro mucho el
hecho de ya no correr a prestar mi servicio militar, dentro de las secuelas de
la guerra puedo decir que daba miedo el hecho de ir a donde estuviera cualquier
militar. De hecho ningún soldado me inspiraba confianza. Recuerdo
claramente el proceso en el cual el entonces presidente Alvaro Arzú había
influido para que la paz llegara. Recuerdo oir mencionar a un general Otto
Pérez y a un militar retirado el general Efraín Ríos Montt, recuerdo un suceso
histórico. Pero me son vagos los recuerdos que a mente vienen.
¿Cómo vivió esa época de nuestra historia?
Acababa de graduarme del nivel diversificado, todo el mundo hablada de paz, era la “moda” sin embargo no veía con claridad a que se refería, me enfrentaba a un mundo donde el trabajo era escaso, y si lo había no respondía a las necesidades económicas. La violencia continuaba en el país, considero también que como jóvenes no somos consientes de lo que pasa a nuestro alrededor en cuanto a la situación que nuestro país pasaba, recién acontecía el hecho del Estadio Mateo Flores, y aún se hablada de eso.
¿Qué estamos invitados a sanar como país?
A conocer nuestra historia. A saber que en donde
hubo guerra y en la del conflicto armado interno en Guatemala, se involucraron
dos partes, y que debemos de perseguir la igualdad, no se trata de ver quien
tuvo la culpa, o quien perdió más seres, o quienes asesinaron a más personas,
debemos de estar comprometidos a conocer nuestra historia y que no se repita.
¿Cuáles
son los logros que actualmente vivimos fruto de la firma de los Acuerdos de Paz
en Guatemala?
Se han creado algunas oficinas y entidades que
velan por que se no se violen los derechos de una parte de la población del
país. Ha disminuido la discriminación y el racismo, en un leve porcentaje a mi
parecer.
Conocemos de alguna manera los que no vivimos el
conflicto armado interno, y tenemos capacidad de discriminar las acciones que
se llevaron a cabo.
Quiero compartir un documento que me enviaran, me
parece interesante y vale la pena compartirlo:
Los pueblos de Honduras y Guatemala estamos
condenados a vivir una trágica realidad de sangre e ignominia.
Enviado: Jueves, 11 de julio, 2013 5:50 P.M.
Asunto: Tomado de: El Universal
Enviado: Jueves, 11 de julio, 2013 5:50 P.M.
Asunto: Tomado de: El Universal
Guatemala ante el espejo
Jueves 11 de julio de 2013 | Carlos
Castresana Fernández | El Universal | 00:00
Los países que han
sufrido un conflicto, si no quieren que éste les persiga eternamente como su
sombra, tienen que hacerle frente. Deben cumplir con honestidad, procurando el
máximo consenso, el doloroso deber de identificar las causas y las
consecuencias del enfrentamiento, y darles respuesta adecuada, porque de otro
modo el conflicto no termina, sólo se transforma. Esa tarea exige la
realización efectiva de los derechos a la verdad y la justicia, reparaciones
adecuadas, y garantías de no repetición. No basta con firmar la paz: hay que
construir una sociedad nueva que aprenda a dirimir pacíficamente sus
controversias con las herramientas del Estado de derecho.
El reciente juicio celebrado en Guatemala contra el general Ríos Montt ha supuesto un ejercicio necesario de justicia. No es verdad, como sostienen ahora algunas personas que negociaron los Acuerdos de Paz de 1996, que el proceso haya vulnerado esos acuerdos. Todo lo contrario: entonces se decidió decretar una amnistía, pero de ella fueron expresamente excluidas las violaciones más graves de los derechos humanos. Ésta era, pues, una tarea pendiente, que no pudo realizarse antes simplemente porque no se daban las condiciones sociales y políticas necesarias, que en estos procesos son tan o más importantes que las legales.
Y la razón para felicitar hoy a Guatemala, más allá de las incidencias procesales que el juicio ha tenido y seguirá teniendo, es el hecho mismo de que haya podido celebrarse en condiciones de normalidad democrática, tarea que han sido incapaces de culminar muchos otros países, como España o México, sin ir más lejos. Es un éxito de los guatemaltecos, de sus instituciones, de sus defensores de derechos humanos. Es mérito, sobre todo, de las víctimas, supervivientes de las atrocidades, que han tenido que enfrentar una vez más el dolor que su evocación inevitablemente conlleva, y por fin han sido escuchadas donde debieron serlo desde el principio: ante un tribunal de justicia.
Hay dos maneras de destruir un grupo humano: golpeándole en la cabeza o en el cuerpo. Esas dos modalidades de genocidio se dieron en Guatemala. La primera consistió en el asesinato selectivo de quienes estaban llamados a liderar el país: Colom Argueta, Fuentes Mohr, los profesores de la USAC y tantos otros. La mediocridad actual de los dirigentes políticos y la corrupción endémica del país son hijas naturales de esa decapitación. La segunda consistió en el asesinato de un cuarto de millón de pobladores de las comunidades indígenas, considerados la base social de la guerrilla, que fueron eliminados en ejecución de la estrategia de quitarle el agua al pez, con la misma fría deliberación con que un militar ordenaría talar un bosque que no le permita divisar bien al enemigo. Ese exterminio sólo fue posible en el contexto de un racismo muy arraigado en una parte de la sociedad guatemalteca, para la cual los indígenas constituyen una categoría humana inferior.
La suerte del procesado no es lo más importante. Lo trascendental ahora es que el país no pierda esta oportunidad, como ya desaprovechó la del referéndum de 1999, para mirarse al espejo, entender que las causas del conflicto están en buena medida aún presentes, y remediarlas de una vez. Las comunidades mayas de Guatemala, a pesar de constituir la mayoría de la población, siguen excluidas de las instituciones, en condiciones de extrema pobreza, y con índices de desnutrición infantil de 80%. Cuando pude señalar esta realidad injustificable a representantes del reducido sector privado que posee la mayoría de la riqueza en el país, uno de ellos, con parsimonia indescriptible, se limitó a comentar: no hay mal que por bien no venga, así las indias tienen las manos más pequeñas para mejor cosechar el café.
Si a esa herencia maldita e irresuelta del conflicto le unimos el hecho de que se trata del tercer país con menor recaudación tributaria de América Latina, y la creciente colonización del territorio por los grupos del crimen organizado locales y transnacionales, se comprenderá porqué el índice de muertes violentas en Guatemala no deja de crecer, y dobla hoy el del año en que se firmó la paz.
El reciente juicio celebrado en Guatemala contra el general Ríos Montt ha supuesto un ejercicio necesario de justicia. No es verdad, como sostienen ahora algunas personas que negociaron los Acuerdos de Paz de 1996, que el proceso haya vulnerado esos acuerdos. Todo lo contrario: entonces se decidió decretar una amnistía, pero de ella fueron expresamente excluidas las violaciones más graves de los derechos humanos. Ésta era, pues, una tarea pendiente, que no pudo realizarse antes simplemente porque no se daban las condiciones sociales y políticas necesarias, que en estos procesos son tan o más importantes que las legales.
Y la razón para felicitar hoy a Guatemala, más allá de las incidencias procesales que el juicio ha tenido y seguirá teniendo, es el hecho mismo de que haya podido celebrarse en condiciones de normalidad democrática, tarea que han sido incapaces de culminar muchos otros países, como España o México, sin ir más lejos. Es un éxito de los guatemaltecos, de sus instituciones, de sus defensores de derechos humanos. Es mérito, sobre todo, de las víctimas, supervivientes de las atrocidades, que han tenido que enfrentar una vez más el dolor que su evocación inevitablemente conlleva, y por fin han sido escuchadas donde debieron serlo desde el principio: ante un tribunal de justicia.
Hay dos maneras de destruir un grupo humano: golpeándole en la cabeza o en el cuerpo. Esas dos modalidades de genocidio se dieron en Guatemala. La primera consistió en el asesinato selectivo de quienes estaban llamados a liderar el país: Colom Argueta, Fuentes Mohr, los profesores de la USAC y tantos otros. La mediocridad actual de los dirigentes políticos y la corrupción endémica del país son hijas naturales de esa decapitación. La segunda consistió en el asesinato de un cuarto de millón de pobladores de las comunidades indígenas, considerados la base social de la guerrilla, que fueron eliminados en ejecución de la estrategia de quitarle el agua al pez, con la misma fría deliberación con que un militar ordenaría talar un bosque que no le permita divisar bien al enemigo. Ese exterminio sólo fue posible en el contexto de un racismo muy arraigado en una parte de la sociedad guatemalteca, para la cual los indígenas constituyen una categoría humana inferior.
La suerte del procesado no es lo más importante. Lo trascendental ahora es que el país no pierda esta oportunidad, como ya desaprovechó la del referéndum de 1999, para mirarse al espejo, entender que las causas del conflicto están en buena medida aún presentes, y remediarlas de una vez. Las comunidades mayas de Guatemala, a pesar de constituir la mayoría de la población, siguen excluidas de las instituciones, en condiciones de extrema pobreza, y con índices de desnutrición infantil de 80%. Cuando pude señalar esta realidad injustificable a representantes del reducido sector privado que posee la mayoría de la riqueza en el país, uno de ellos, con parsimonia indescriptible, se limitó a comentar: no hay mal que por bien no venga, así las indias tienen las manos más pequeñas para mejor cosechar el café.
Si a esa herencia maldita e irresuelta del conflicto le unimos el hecho de que se trata del tercer país con menor recaudación tributaria de América Latina, y la creciente colonización del territorio por los grupos del crimen organizado locales y transnacionales, se comprenderá porqué el índice de muertes violentas en Guatemala no deja de crecer, y dobla hoy el del año en que se firmó la paz.
También quiero adjuntar los siguiente documentales, es triste ver la
irracionalidad de las ´personas, de igual manera es un ejemplo que lo que
sucede, o sucedió en el mundo:
LOS 7 GOBERNANTES MAS LOCOS DE LA HISTORIA.
LOS 7 PEORES GENOCIDAS DE LA HISTORIA
La paz es un proceso
gradual, que debe empezar en la mente de cada ciudadano, para empezar a cambiar
el mundo solo debo de darme una vuelta en el lugar en donde vivo y empezar allí,
la paz podría definirse de la misma manera, iniciar el cambio consigo mismo y
en consecuencia esto mejorará a los que me rodean.
Tengo 36 años y no viví
el conflicto armado en Guatemala, en el lugar en el cual vivo no se vio
afectado directamente, luego de haber leído el tema de Paz y Cultura, es un
poco difícil para mi opinar, porque de alguna manera mi
opinión será subjetiva. Pero luego de leer el documento cito lo siguiente: "La
educación para los derechos humanos y la democracia, en último análisis,
significa el fortalecimiento de cada persona para participar con sentido activo
de responsabilidad en todos los aspectos de la vida política y social".
PELICULAS QUE EDUCAN
http://cesarvasquezquevedo.blogspot.com/2014/05/educando-con-peliculas.html
RACISMO Y DISCRIMINACION
http://cesarvasquezquevedo.blogspot.com/2014/05/racismo-y-discriminacion-el-termino.htmlEl incremento de la Educación para la paz.
E
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l estudio no educa a las personas. El incremento de conocimiento no hará
una mejor persona, es posible que tenga más conocimiento pero no es garantía
que si tiene más conocimiento tenga
más educación. Ahora bien trazar objetivos (bueno ahora el
Ministerio de Educación establece competencias de acuerdo al Currículo Nacional
Base) en cuando a una acertada educación en cuanto a continuar la educación que
se idealiza en la casa es la tarea de la escuela. Muchas personas consideran a
la escuela como una “guardería” dejando toda la responsabilidad de educar al
profesor que tiene más de treinta niños en promedio en algunas escuelas del
país. Trabajo en una escuela en el área rural, esa es la razón de mi pensamiento,
un pensamiento que describe la realidad que muchos educadores guatemaltecos
viven. Sin embargo el tema es el Incremento de la educación para la paz. Claro
que si se educa en una cultura de paz, eso definitivamente va a tener
resultados positivos: ciudadanos en toda la extensión de la palabra. Personas
comprometidas con el desarrollo del país, personas integras, personas
proactivas, personas con una buena dosis de sentido común, donde la razón y la
justicia sean aplicadas debidamente.
Surge
un problema: ¿cómo puedo educar a niño, si el padre aún no posee una educación?
Reitero que trabajo en un área rural se educa al niño dentro de la escuela,
pero luego sale a la realidad y llega a su casa en donde no existe la
continuidad que uno como educador quisiera, los padres están cansado y no
escuchan a sus hijos, hay problemas socioeconómicos, hay drogas o alcoholismo
dentro del hogar, y escribiría la hoja con un sinfín de problemas que afectan
el desarrollo del infante, un infante que será adolescente y en consecuencia
adulto y continuamos con el círculo vicioso. En mi área de trabajo
existe una escuela de padres, en donde se capacita, se orienta, se instruye en
la medida de los recursos educativos que tenemos, a los padres. Y estamos
seguros que la situación de educación para la paz va a mejorar. Y la razón es
que primero la educación se da a los padres, ellos son los encargados de educar
en valores y actitudes a los estudiantes. El maestro guía y orienta
considerando que la escuela no es una “guardería” y sin descuidar la virtud de
formador en el maestro.
¿Qué
se deba incrementar la educación para la paz? ¡Por supuesto! Pero debe de ser
una educación basada en el sentido común, valores, una educación integra,
convertir a una persona, en una persona proactiva. Eso sería el aspecto
positivo de una educación para la paz.
“No hay más que un camino para el progreso en la educación, como en
todas las cosas humanas, y es el de la ciencia guiada por el amor. Sin ciencia,
el amor es impotente; sin amor, la ciencia es destructiva.”(BERTRAND RUSSELL)
¿Qué
aprendí con el diplomado?
Trabajo en una escuela
pública, esta escuela está ubicada en el
área rural. Como esta escuela muchas en el país, padecen de conflictos de
diferentes tipos, económicos, sociales, discriminación, racismo, por mencionar
algunos. La conducta de los estudiantes ha ido cambiando, de una forma
inadecuada, ya no existen los valores, la moral y la ética son dos conceptos
que apenas se conocen, en la escuela nos enfrentamos, con que el padre piensa
que la escuela es una “guardería” y como tal es entera y completa obligación de
los educadores la formación de los estudiantes en cuanto a valores, principios,
costumbres y tradiciones. Mi preocupación ha sido durante todo este tiempo en
formar a los padres, establecer una denominada “escuela de padres”, en donde se
incremente el conocimiento de técnicas, de métodos, para facilitar la educación
para los estudiantes. El objetivo convertir a los estudiantes en personas
integras, personas útiles a la sociedad.
Pero…¿Qué
tiene que ver la temática del diplomado con la escuela? Como mencionaba al
principio: en la escuela se tienen muchos conflictos, las relaciones
interpersonales no son un sueño, hay problemas, problemas de conducta,
problemas entre las personas, problemas mínimos entre dos niños que resultan
volviéndose enormes problemas debido a la incapacidad de solucionar conflictos.
En el establecimiento donde trabajo, se ha iniciado con un proyecto que paso a
paso, ha podido encontrar soluciones reales, pero que necesitaran mas tiempo.
¿De
qué se tratan estas soluciones?
Un
proyecto consiste en establecer reglas, normas de conducta, simples y sencillas:
Mantener
las manos en mi zona
Respeto
a mis compañeros
Levanto
mi mano para hablar
Debo
de hablar con un tono de voz adecuado
Respeto
las pertenencias de mis compañeros
También
se han implementado: “palabras mágicas”, por favor, gracias, buenos días, con
permiso, etcétera.
Increíble,
estamos dando la receta del agua
azucarada. Estas sencillas palabras son una muestra de los muchos valores que
de una forma generalizada, se han perdido en la sociedad. Por otro lado, nos ha servido de mucho en la
escuela, fomenta la disciplina, el respeto, honradez, perseverancia, y la
integridad. Ahora bien no es un proceso, que haya modificado conductas de la
noche a la mañana, tenemos el inconveniente que se educa en la escuela, pero en
la casa ya no, se pierde el trabajo que se realiza en la escuela, ya que la
familia no da continuidad, el diplomado me ayudó a mejorar este proyecto: Se
implemento un plan de seguridad, y
contingencia durante el recreo, la violencia y los juegos de los estudiantes
disminuyeron considerablemente. Se implementaron juegos, y normas para
establecer una cultura de paz. Y nuestra próxima fase es continuar trabajando
con padres de familia. El diplomado me enseño que el mal prevalecerá cuando los
hombres buenos dejen de hacer el bien. Comprendí que la situación que vivo
ahora, en esta época no es “mejor” o “peor” que otras, únicamente son
diferentes situaciones, lo que si es igual o creciente es la maldad en la
humanidad, es increíble la forma en que las personas anteponen su bienestar
personal, sin importar el resto de la humanidad, es increíble la forma en que
dinero, el poder, la ambición cambian la integridad de una persona. Lo más doloroso es ver como a través de la
historia esta ambición ha corrompido a la propia humanidad. El sentido común
desaparece, la razón y la lógica se están haciendo a un lado. Todas las mañanas
un matutino escrito me describe violencia, muerte y destrucción son las notas
preferidas. La forma de vida de las personas está cambiando a inadecuada, a violenta, a
prejuiciosa, paradigmática. El diplomado me enseño también que un libro, y el
conocimiento son las mejores armas para erradicar conflictos. Mi portafolio no
busca ser el mejor o el peor, solo busca expresar mi opinión, pero no solo
escrita, sino convertirla en realidad, en convertir la documentación que me
proporcionó y enviarla, regalarla, comunicarla, hacer que lo que aprendí llegue
a más personas, que conozcan y apliquen HECHOS, no palabras, no puedo cambiar el mundo, en un solo día,
pero si puede hacer una serie de procesos, de pasos, que inicien con mi persona
mejorando mi calidad de vida, por ende mejorare la de mi familia, la de la
cuadra en donde vivo, la colonia que conforma esa cuadra.
Quiero
terminar este portafolio, quisiera plasmar todo lo que aprendí, y lo que
aplique en la realidad. Pero el tiempo infinito… se me hace ínfimo. En algún
módulo capte esto de todo lo que aprendí
Unas de
las cosas que se aconsejan para cultivar una cultura de paz
Debemos
de Solidarios
Convertirnos
en humanos
Combatir
los retos que a mi criterio pueden ser los siguientes:
Primero
el mayor reto del estado es minimizar la pobreza.
En
consecuencia disminuirá la violencia.
Al mismo
tiempo se debe educar a la población.
Se pueden establecer
muchos retos los cuales hay, pero considero que estos son los prioritarios a mi
manera de ver y pensar. Queremos hacer y vivir en un mundo mucho más pacifico:
Empieza por
aceptarte y quererte.
Ayuda a las
personas, si no puedes No las fastidies.
Convive con los seres, (humanos, animales, plantas) disfruta la vida.
Vive tu vida como si fuera el último.
Hace las 4 anteriores todo el tiempo, repetir una y otra vez, afilar la sierra.
Convive con los seres, (humanos, animales, plantas) disfruta la vida.
Vive tu vida como si fuera el último.
Hace las 4 anteriores todo el tiempo, repetir una y otra vez, afilar la sierra.
“Cuando
nací estaba llorando y la gente a mi alrededor sonreía, quiero vivir la vida,
de una manera, que cuando yo muera la gente a mi alrededor llore, y yo me
encuentro viéndola y sonriendo”
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