miércoles, 17 de septiembre de 2014

MI PORTAFOLIO


   ¿Una cultura de paz?
S
oy un hombre soltero, trabajo en una escuela, me gusta ayudar a las personas y si no puedo, no las molesto. Me gusta cocinar, leer, escuchar música, armar rompecabezas, jugar ajedrez, entre otras cosas. Tengo complexión gruesa, ojos café oscuro, cabello negro, algunas canas, barba cerrada.
Entre mis debilidades confiar en la gente, y querer hacer todo como a mi me gusta.
Lo que más amo? mi vida y las personas que me rodean.


La mayor experiencia: hacer alfombras de aserrín! esa actividad une amigos, y familia en uno solo!
Mis tres mayores cualidades son: Responsable, pro activo y amable
Mis tres mayores defectos son: Bromista, enojado al mismo tiempo, y confiar mucho en las personas.
Me gusta mucho cuidar el medio ambiente, y me incomodo cuando no se hacen las cosas para cuidarlo, o que se hagan para destruirlo.
Tengo mucho ideales, entre ellos un negocio propio.
Algo no tan positivo, fue un accidente en la pierna y haber perdido movilidad parcial.
La mayoría de personas me llaman "checha"



      C
uando inicio a escribir este portafolio, persisten los bombardeos en Palestina. Un periódico de circulación nacional, presenta todos los días imágenes de muertos, imágenes, que al fin de cuentas no sé si llamarle nota roja, o amarillismo, muestran personas que han muerto a causa de la violencia que se vive en Guatemala. Pero no es sólo en Guatemala, es en todo el mundo. Tener una cultura de paz, refleja educación, refleja sentido común, es indice, de racionalismo, es tener criterio y concepción, que hay personas que piensan de diferente manera, que profesan una religión, diferente a la mía, que tienen un gusto diferente por la comida, por la música, por un determinado equipo de fútbol, 
Concluyo, que la paz imperfecta es un concepto que va de la mano con la violencia, eso hace un equilibrio entre los conceptos de paz y violencia. La paz imperfecta presume un concepto en la forma de pensar en la realidad y darle una mirada sesgada hacia la violencia.

Considero necesario, para poder mejorar mi país es conocerlo, pero primero es conocerlo, y antes de conocerlo es conocerme a mi mismo. Es la razón, por la cual inicio explicando de una manera breve, mi persona. 


                             
La paz firme y duradera.

Cuando veo esto me recuerda el cuento que habla acerca de la paz perfecta. Pareciera una utopía, algo que no se puede llevar a cabo. Sin embargo el punto es que si actualmente se han cumplido con este acuerdo.

Considero que un conflicto de 40 años no se va a solucionar de la noche a la mañana, es un proceso gradual, en el que intervienen muchas personas, eso sí, cabe evaluar si las personas ocupan cargos políticos han hecho el trabajo que corresponde.

Considero también que no se ha realizado un completo desarrollo socio económico. Aun quedan grietas en este proceso.

Aún no se lleva con claridad o existe una Justicia Social, el denominador “el bien común” no se toma a cabalidad, aun se persiguen intereses individuales. De parte de las autoridades o funcionarios del país

Pero no todo es culpa del estado puedo mencionar: En que he contribuido, “yo” como habitante, como ente, como persona, como guatemalteco para que la paz continúe firme esa utopía de duradera sea una realidad. Vale la pena reflexionar.

Para mi la paz es un estado, la armonía entre los seres humanos. Si la guerra es una disposición al No acuerdo la paz, será todo lo contrario.

Un estado de paz, un estado de armonía son para mi conceptos similares, para mi la paz es la armonía, es comprensión.






MODELO DE MAPA MENTAL, LA EDUCACIÓN PARA LA PAZ




¿Qué puede recordar de la Firma de la Paz?


En ese tiempo yo tenía 18 años, me alegro mucho el hecho de ya no correr a prestar mi servicio militar, dentro de las secuelas de la guerra puedo decir que daba miedo el hecho de ir a donde estuviera cualquier militar. De hecho ningún soldado me inspiraba confianza.  Recuerdo claramente el proceso en el cual el entonces presidente Alvaro Arzú había influido para que la paz llegara. Recuerdo oir mencionar a un general Otto Pérez y a un militar retirado el general Efraín Ríos Montt, recuerdo un suceso histórico. Pero me son vagos los recuerdos que a mente vienen.

¿Cómo vivió esa época de nuestra historia?
Acababa de graduarme del nivel diversificado, todo el mundo hablada de paz, era la “moda” sin embargo no veía con claridad a que se refería, me enfrentaba a un mundo donde el trabajo era escaso, y si lo había no respondía a las necesidades económicas. La violencia continuaba en el país, considero también que como jóvenes no somos consientes de lo que pasa a nuestro alrededor en cuanto a la situación que nuestro país pasaba, recién acontecía el hecho del Estadio Mateo Flores, y aún se hablada de eso.


¿Qué estamos invitados a sanar como país?
A conocer nuestra historia. A saber que en donde hubo guerra y en la del conflicto armado interno en Guatemala, se involucraron dos partes, y que debemos de perseguir la igualdad, no se trata de ver quien tuvo la culpa, o quien perdió más seres, o quienes asesinaron a más personas, debemos de estar comprometidos a conocer nuestra historia y que no se repita.

 ¿Cuáles son los logros que actualmente vivimos fruto de la firma de los Acuerdos de Paz en Guatemala? 
 Se han creado algunas oficinas y entidades que velan por que se no se violen los derechos de una parte de la población del país. Ha disminuido la discriminación y el racismo, en un leve porcentaje a mi parecer.
Conocemos de alguna manera los que no vivimos el conflicto armado interno, y tenemos capacidad de discriminar las acciones que se llevaron a cabo.
Quiero compartir un documento que me enviaran, me parece interesante y vale la pena compartirlo:
Los pueblos de Honduras y Guatemala estamos condenados a vivir una trágica realidad de sangre e ignominia.


Enviado: Jueves, 11 de julio, 2013 5:50 P.M.
Asunto: Tomado de: El Universal



Guatemala ante el espejo

Jueves 11 de julio de 2013 | Carlos Castresana Fernández | El Universal | 00:00

Los países que han sufrido un conflicto, si no quieren que éste les persiga eternamente como su sombra, tienen que hacerle frente. Deben cumplir con honestidad, procurando el máximo consenso, el doloroso deber de identificar las causas y las consecuencias del enfrentamiento, y darles respuesta adecuada, porque de otro modo el conflicto no termina, sólo se transforma. Esa tarea exige la realización efectiva de los derechos a la verdad y la justicia, reparaciones adecuadas, y garantías de no repetición. No basta con firmar la paz: hay que construir una sociedad nueva que aprenda a dirimir pacíficamente sus controversias con las herramientas del Estado de derecho.

El reciente juicio celebrado en Guatemala contra el general Ríos Montt ha supuesto un ejercicio necesario de justicia. No es verdad, como sostienen ahora algunas personas que negociaron los Acuerdos de Paz de 1996, que el proceso haya vulnerado esos acuerdos. Todo lo contrario: entonces se decidió decretar una amnistía, pero de ella fueron expresamente excluidas las violaciones más graves de los derechos humanos. Ésta era, pues, una tarea pendiente, que no pudo realizarse antes simplemente porque no se daban las condiciones sociales y políticas necesarias, que en estos procesos son tan o más importantes que las legales.

Y la razón para felicitar hoy a Guatemala, más allá de las incidencias procesales que el juicio ha tenido y seguirá teniendo, es el hecho mismo de que haya podido celebrarse en condiciones de normalidad democrática, tarea que han sido incapaces de culminar muchos otros países, como España o México, sin ir más lejos. Es un éxito de los guatemaltecos, de sus instituciones, de sus defensores de derechos humanos. Es mérito, sobre todo, de las víctimas, supervivientes de las atrocidades, que han tenido que enfrentar una vez más el dolor que su evocación inevitablemente conlleva, y por fin han sido escuchadas donde debieron serlo desde el principio: ante un tribunal de justicia.

Hay dos maneras de destruir un grupo humano: golpeándole en la cabeza o en el cuerpo. Esas dos modalidades de genocidio se dieron en Guatemala. La primera consistió en el asesinato selectivo de quienes estaban llamados a liderar el país: Colom Argueta, Fuentes Mohr, los profesores de la USAC y tantos otros. La mediocridad actual de los dirigentes políticos y la corrupción endémica del país son hijas naturales de esa decapitación. La segunda consistió en el asesinato de un cuarto de millón de pobladores de las comunidades indígenas, considerados la base social de la guerrilla, que fueron eliminados en ejecución de la estrategia de quitarle el agua al pez, con la misma fría deliberación con que un militar ordenaría talar un bosque que no le permita divisar bien al enemigo. Ese exterminio sólo fue posible en el contexto de un racismo muy arraigado en una parte de la sociedad guatemalteca, para la cual los indígenas constituyen una categoría humana inferior.

La suerte del procesado no es lo más importante. Lo trascendental ahora es que el país no pierda esta oportunidad, como ya desaprovechó la del referéndum de 1999, para mirarse al espejo, entender que las causas del conflicto están en buena medida aún presentes, y remediarlas de una vez. Las comunidades mayas de Guatemala, a pesar de constituir la mayoría de la población, siguen excluidas de las instituciones, en condiciones de extrema pobreza, y con índices de desnutrición infantil de 80%. Cuando pude señalar esta realidad injustificable a representantes del reducido sector privado que posee la mayoría de la riqueza en el país, uno de ellos, con parsimonia indescriptible, se limitó a comentar: no hay mal que por bien no venga, así las indias tienen las manos más pequeñas para mejor cosechar el café.

Si a esa herencia maldita e irresuelta del conflicto le unimos el hecho de que se trata del tercer país con menor recaudación tributaria de América Latina, y la creciente colonización del territorio por los grupos del crimen organizado locales y transnacionales, se comprenderá porqué el índice de muertes violentas en Guatemala no deja de crecer, y dobla hoy el del año en que se firmó la paz.

También quiero adjuntar los siguiente documentales, es triste ver la irracionalidad de las ´personas, de igual manera es un ejemplo que lo que sucede, o sucedió en el mundo:

 LOS 7 GOBERNANTES MAS LOCOS DE LA HISTORIA.

LOS 7 PEORES GENOCIDAS DE LA HISTORIA







La paz es un proceso gradual, que debe empezar en la mente de cada ciudadano, para empezar a cambiar el mundo solo debo de darme una vuelta en el lugar en donde vivo y empezar allí, la paz podría definirse de la misma manera, iniciar el cambio consigo mismo y en consecuencia esto mejorará a los que me rodean.

Tengo 36 años y no viví el conflicto armado en Guatemala, en el lugar en el cual vivo no se vio afectado directamente, luego de haber leído el tema de Paz y Cultura, es un poco difícil para mi opinar,   porque de alguna manera mi opinión será subjetiva. Pero luego de leer el documento cito lo siguiente: "La educación para los derechos humanos y la democracia, en último análisis, significa el fortalecimiento de cada persona para participar con sentido activo de responsabilidad en todos los aspectos de la vida política y social".







El incremento de la Educación para la paz.

E
l estudio no educa a las personas. El incremento de conocimiento no hará una mejor persona, es posible que tenga más conocimiento pero no es garantía que si tiene más conocimiento tenga más educación.  Ahora bien trazar objetivos (bueno ahora el Ministerio de Educación establece competencias de acuerdo al Currículo Nacional Base) en cuando a una acertada educación en cuanto a continuar la educación que se idealiza en la casa es la tarea de la escuela. Muchas personas consideran a la escuela como una “guardería” dejando toda la responsabilidad de educar al profesor que tiene más de treinta niños en promedio en algunas escuelas del país. Trabajo en una escuela en el área rural, esa es la razón de mi pensamiento, un pensamiento que describe la realidad que muchos educadores guatemaltecos viven. Sin embargo el tema es el Incremento de la educación para la paz. Claro que si se educa en una cultura de paz, eso definitivamente va a tener resultados positivos: ciudadanos en toda la extensión de la palabra. Personas comprometidas con el desarrollo del país, personas integras, personas proactivas, personas con una buena dosis de sentido común, donde la razón y la justicia sean aplicadas debidamente. 
                Surge un problema: ¿cómo puedo educar a niño, si el padre aún no posee una educación? Reitero que trabajo en un área rural se educa al niño dentro de la escuela, pero luego sale a la realidad y llega a su casa en donde no existe la continuidad que uno como educador quisiera, los padres están cansado y no escuchan a sus hijos, hay problemas socioeconómicos, hay drogas o alcoholismo dentro del hogar, y escribiría la hoja con un sinfín de problemas que afectan el desarrollo del infante, un infante que será adolescente y en consecuencia adulto y continuamos con el círculo vicioso.  En mi área de trabajo existe una escuela de padres, en donde se capacita, se orienta, se instruye en la medida de los recursos educativos que tenemos, a los padres. Y estamos seguros que la situación de educación para la paz va a mejorar. Y la razón es que primero la educación se da a los padres, ellos son los encargados de educar en valores y actitudes a los estudiantes. El maestro guía y orienta considerando que la escuela no es una “guardería” y sin descuidar la virtud de formador en el maestro.
                ¿Qué se deba incrementar la educación para la paz? ¡Por supuesto! Pero debe de ser una educación basada en el sentido común, valores, una educación integra, convertir a una persona, en una persona proactiva. Eso sería el aspecto positivo de una educación para la paz.


“No hay más que un camino para el progreso en la educación, como en todas las cosas humanas, y es el de la ciencia guiada por el amor. Sin ciencia, el amor es impotente; sin amor, la ciencia es destructiva.”(BERTRAND RUSSELL) 


  


¿Qué aprendí con el diplomado?
Trabajo en una escuela pública,  esta escuela está ubicada en el área rural. Como esta escuela muchas en el país, padecen de conflictos de diferentes tipos, económicos, sociales, discriminación, racismo, por mencionar algunos. La conducta de los estudiantes ha ido cambiando, de una forma inadecuada, ya no existen los valores, la moral y la ética son dos conceptos que apenas se conocen, en la escuela nos enfrentamos, con que el padre piensa que la escuela es una “guardería” y como tal es entera y completa obligación de los educadores la formación de los estudiantes en cuanto a valores, principios, costumbres y tradiciones. Mi preocupación ha sido durante todo este tiempo en formar a los padres, establecer una denominada “escuela de padres”, en donde se incremente el conocimiento de técnicas, de métodos, para facilitar la educación para los estudiantes. El objetivo convertir a los estudiantes en personas integras, personas útiles a la sociedad.
Pero…¿Qué tiene que ver la temática del diplomado con la escuela? Como mencionaba al principio: en la escuela se tienen muchos conflictos, las relaciones interpersonales no son un sueño, hay problemas, problemas de conducta, problemas entre las personas, problemas mínimos entre dos niños que resultan volviéndose enormes problemas debido a la incapacidad de solucionar conflictos. En el establecimiento donde trabajo, se ha iniciado con un proyecto que paso a paso, ha podido encontrar soluciones reales, pero que necesitaran mas tiempo.
¿De qué  se tratan estas soluciones?
Un proyecto consiste en establecer reglas,  normas de conducta, simples y sencillas:
Mantener las manos en mi zona
Respeto a mis compañeros
Levanto mi mano para hablar
Debo de hablar con un tono de voz adecuado
Respeto las pertenencias de mis compañeros

También se han implementado: “palabras mágicas”, por favor, gracias, buenos días, con permiso, etcétera.
Increíble,  estamos dando la receta del agua azucarada. Estas sencillas palabras son una muestra de los muchos valores que de una forma generalizada, se han perdido en la sociedad.  Por otro lado, nos ha servido de mucho en la escuela, fomenta la disciplina, el respeto, honradez, perseverancia, y la integridad. Ahora bien no es un proceso, que haya modificado conductas de la noche a la mañana, tenemos el inconveniente que se educa en la escuela, pero en la casa ya no, se pierde el trabajo que se realiza en la escuela, ya que la familia no da continuidad, el diplomado me ayudó a mejorar este proyecto: Se implemento un plan de seguridad,  y contingencia durante el recreo, la violencia y los juegos de los estudiantes disminuyeron considerablemente. Se implementaron juegos, y normas para establecer una cultura de paz. Y nuestra próxima fase es continuar trabajando con padres de familia. El diplomado me enseño que el mal prevalecerá cuando los hombres buenos dejen de hacer el bien. Comprendí que la situación que vivo ahora, en esta época no es “mejor” o “peor” que otras, únicamente son diferentes situaciones, lo que si es igual o creciente es la maldad en la humanidad, es increíble la forma en que las personas anteponen su bienestar personal, sin importar el resto de la humanidad, es increíble la forma en que dinero, el poder, la ambición cambian la integridad de una persona.  Lo más doloroso es ver como a través de la historia esta ambición ha corrompido a la propia humanidad. El sentido común desaparece, la razón y la lógica se están haciendo a un lado. Todas las mañanas un matutino escrito me describe violencia, muerte y destrucción son las notas preferidas. La forma de vida de las personas está  cambiando a inadecuada, a violenta, a prejuiciosa, paradigmática. El diplomado me enseño también que un libro, y el conocimiento son las mejores armas para erradicar conflictos. Mi portafolio no busca ser el mejor o el peor, solo busca expresar mi opinión, pero no solo escrita, sino convertirla en realidad, en convertir la documentación que me proporcionó y enviarla, regalarla, comunicarla, hacer que lo que aprendí llegue a más personas, que conozcan y apliquen HECHOS, no palabras,  no puedo cambiar el mundo, en un solo día, pero si puede hacer una serie de procesos, de pasos, que inicien con mi persona mejorando mi calidad de vida, por ende mejorare la de mi familia, la de la cuadra en donde vivo, la colonia que conforma esa cuadra.
Quiero terminar este portafolio, quisiera plasmar todo lo que aprendí, y lo que aplique en la realidad. Pero el tiempo infinito… se me hace ínfimo. En algún módulo capte esto de todo lo que aprendí
Unas de las cosas que se aconsejan para cultivar una cultura de paz
Debemos de  Solidarios
Convertirnos en humanos
Combatir los retos que a mi criterio pueden ser los siguientes:
Primero el mayor reto del estado es minimizar la pobreza.
En consecuencia disminuirá la violencia.
Al mismo tiempo se debe educar a la población.

Se pueden establecer muchos retos los cuales hay, pero considero que estos son los prioritarios a mi manera de ver y pensar. Queremos hacer y vivir en un mundo mucho más pacifico:
Empieza por aceptarte y quererte.
Ayuda a las personas, si no puedes No las fastidies.
Convive con los seres, (humanos, animales, plantas) disfruta la vida.
Vive tu vida como si fuera el último.
Hace las 4 anteriores todo el tiempo, repetir una y otra vez, afilar la sierra.



“Cuando nací estaba llorando y la gente a mi alrededor sonreía, quiero vivir la vida, de una manera, que cuando yo muera la gente a mi alrededor llore, y yo me encuentro viéndola y sonriendo”

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